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La Junta de Vigilancia del río Diguillín y sus afluentes es una entidad de carácter eminentemente privado que sin embargo cumple funciones públicas. Es una entidad sin fines de lucro, no obstante ha sido gran impulsor de la obra de regadío canal Laja-Diguillín. Se encarga de administrar y distribuir los recursos hídricos destinados para el desarrollo del riego de los agricultores de las comunas de Bulnes, San Ignacio y El Carmen de la provincia de Ñuble, región del Bio Bio.

Historia

En los albores del siglo XX, la agricultura se perfila como la gran actividad que moverá la producción de nuestra provincia. Dejando atrás la ganadería y más aún cualquier explotación de otra actividad. Nuestra riqueza de tierras volvió a la zona un polo interesante para las familias de la época que comenzaba a aplicar sus conocimientos y decisión en la producción agrícola.

Entre los años 1856 y 1884, los agricultores solicitaban al Sr. Intendente una “boca-toma” del río Diguillín con el objeto de sacar un canal de aguas para hacer de él, el uso que más conviniera, sin perjudicar a terceros y con una extensión de 100 metros para cada lado por los trabajos del canal que se deseaba abrir.

Debido a que se autorizó solo la bocatoma, sin importar la cantidad del recurso a extraer, los canales que se encontraban aguas abajo del río Diguillín comenzaron a disminuir su caudal.

Con una visión adelantada para esos tiempos, los hermanos Víctor y Carlos Álamos, presentaron al Juez Letrado de Bulnes, la solicitud de “Distribución de Aguas del río Diguillín”, planteando que eran comuneros en el uso de las aguas del río para el riego del fundo El Roble y que en épocas de regadío el caudal era insuficiente para surtir a los canales en ambas riberas.

Solicitando para ello, la distribución de las aguas del río Diguillín entre los canales y nombrando a un juez de Aguas para que haga esa distribución durante épocas de escasez.

El tribunal, con fecha 28 de octubre de 1908, nombró como perito a don José Miguel Santelices, agricultor de la zona, para resolver sobre las dotaciones de aguas que debían otorgársele a cada uno de los canales.

Es así, que con fecha 30 de marzo de 1910, se realizó el comparendo decretado con la asistencia de 21 canalistas que acordaron por unanimidad nombrar una Junta de Vigilancia encabezada por los señores Víctor Álamos, Abraham Contreras y Francisco Goldenberg; fijando las primeras cuotas y facultando a un juez para resguardar la distribución de las aguas.

Este primer grupo de agricultores sentó las bases de una organización que ha permitido el avance paulatino de regantes y la trascendente colaboración de uno de sus miembros más destacados: Francisco Heytmanek.